26 de diciembre

Hola queridos lectores. Hoy les traigo una entrada un poco diferente (en realidad no lo es pero me gusta decir que lo es [ignoren ese comentario, mí conciencia hace acto de presencia de vez en cuando]).

Hace unos minutos leí en el blog de un amigo; que escribe los poemas más sensuales que jamás allá leído (y no es por que quiera quedar bien eh, que quede muy claro), y mientras leía recordé un momento especifico de mí vida.

Pasaron mil cosas por mí cabeza mientras leía. Y cómo ese pensamiento es uno de los eventos que más a marcado mí vida quisiera compartirlos con ustedes, y lo haré con una pequeña historia.

Era un bello día de diciembre, un hermoso día 26 de diciembre. Trataba de ocupar mí mente en otras cosas, tal como lo hacia a diario. Una llamada esperada nos congelo el alma a mí padre y a mí.

Mí padre atendía al teléfono; mientras escuchaba con atención podía ver en su rostro mil emociones. Trataba de descifrar su rostro; una tarea imposible si conocieran a mí padre.

La llamada termino y me informo que en la noche tendríamos que ir al hospital. Mí imaginación siempre traviesa, comenzó a desarrollar diferentes "panoramas" para esa visita nocturna.

Fue entonces cuando me comencé a preguntar ¿Cómo sería? ¿Sería bonito? ¿Sería tan pequeño cómo me lo imaginaba?. La emoción y la ansiedad comenzó a correr por mis venas y el tiempo; que siempre hace trampa cuando queremos que llegue algo; pasaba tan despacio.

Por fin el momento llego... me encontré frente a la puerta de ese hospital... entre... pregunte por el cuarto... subí las escaleras... y, casi con temor, abrí lentamente la puerta...

Mis palabras no pueden explicar la emoción que sentí al verlo... Mil lagrimas querían salir, pero fui fuerte y no las deje salir.

Lentamente me acerque... lo mire... me miro... y las lagrimas simplemente me vencieron...

Esa personita que esperamos durante nueve meses, me miraba con sus pequeños ojitos, no hacia nada más que mirarme... y así fue cómo me enamore perdidamente de esa personita.

La tomé entre mis brazos con terror de lastimarlo. ¿Cómo alguien tan pequeño puede ser tan frágil? No lo sé, pero fue esa fragilidad la que me hizo quererlo tanto.

Jamás olvidaré ese hermoso día 26 de diciembre; se ha metido hasta en mi piel ese momento, esos hermosos ojos negros.

Mil gracias por entrar a nuestras vidas...

Esta historia es sobre mí sobrino que sin duda fue uno de los mejores regalos que he podido presenciar. Lo amo tanto y me llena de alegría el corazón con cada sonrisa, y lo rompe con cada llanto que tiene. Fue hasta ese momento en que entendí muchas cosas, entre ellas el amor a los hijos; y si bien es cierto que él no es mi hijo, me doy una idea de como serán las cosas cuando sea mamá.

El blog de mí amigo me hizo recordar ese momento, a pesar de que su "tema" es totalmente diferente. Pero aun así le agradezco que me hiciera recordar.